Los dos solos en un rincon de la fiesta de la boda, Emilio e Ignacio hablan con una copa en la mano. Ignacio tiene curiosidad de saber porque Emilio no se acerca a ninguna mujer. A Emilio le gustaria poder confiarle parte de su deseo pero tiene miedo que si sabe que es homosexual eviten las situaciones que lo excitan y aunque es cierto que esos momentos son una tortura porque se tiene que frustrar, tambien los disfruta mucho. Tampoco quiere que ignacio piensa que no lo tiene en cuenta. Decide inventarle una historia para que no hable más del tema.
--estoy muy digamos interesado en una empleada negra que tuvimos...
--¿Dominga? --dice divertido.
--No claro que no.
Los dos se rien.
--Pero ¿una negra? mientras no la tomes en serio. Son unas fieras en la cama. Yo...
Emilio no lo deja seguir, quiere acabar con ese tema lo antes posible.
--ella esperaba boda y yo le propuse que fuera mi amante. Se fue, me dolió y por ahora prefiero estar solo.
Ignacio lo trata con mucho cariño:
--pero no es bueno que estemos solos y tienes que desahogarte de alguna manera.
Emilio se da cuenta que Ignacio no sospecha de el. Le duele mentirle pero la verdad a veces es demasiado divertida.
--Yo te puedo presentar algunas amigas que...
Ignacio es muy simpatico con Emilio . Quiere ayudarlo. Emilio no le deja acabar la frase.
--Lo que pasa es que yo me implico mucho y por ahora estoy bien solo.
Ignacio lo acaricia muy fraternalmente:
--como quieras pero que sepas que estoy yo aqui para lo que quieras.
Ignacio abraza a Emilio muy amoroso y Emilio se estremece. Es feliz pero quisiera gritarle que lo ama. Prefiere tener un poco de él que nada pero el deseo lo esta abrasando. El viejo conde y su sobrino se reúnen a la fiesta por separado. Juan Felipe muy serio separa a Marcos y a Perla que se estan divirtiendo mucho. La pareja teme que el hombre sospeche algo pero Juan Felipe no dice nada. En realidad él lo que teme es que le lean el deseo que siente hacia su tio. Éste se acerca a su yerno.
--¿donde esta mi hija?
A Emilio le da rabia que su padre lo haya interrumpido.
--No sé... se fue de la fiesta.
El Conde se lleva las manos a la cabeza.
--¿¿y como la dejaste ir?¡
Ignacio no entiende la furia del Conde. Emilio calma a su padre.
--Papá, fue Ester la que le hizo el feo a su marido. Y calmate que no es cuestion de hacer un escándalo.
Y aunque ya hace mucho que no la ve, Emilio dice:
--Ademas recien ahora se fue.
El viejo Conde se queda más tranquilo y no quiere perder más tiempo. Sospecha donde puede estar su hija. Emilio sonrie al estar de nuevo solo con su amado cuñado. Ignacio le sonrie, le pone la mano en el brazo. Lo mira muy fraternalmente.
--gracias por ayudarme con tu padre. No sabia que decirle, creia que me iba a golpear.
Emilio lo mira y suspira. Le encanta haberlo podido ayudar. Le encanta que forme parte de su vida.
--ya te acostumbrarás al mal caracter de mi padre.
A Emilio le enamora la sonrisa de Ignacio. Este no deja de sonreir. Emilio quiere evitar otra interrupción.
--¿Vamos a ver como quedo tu cuarto? a ver si todo está a su gusto.
A Ignacio le gusta que todos le traten como a un principe y sabe que esto se lo debe a Emilio y en agradecimiento está dispuesto a ofrecerle su más sincera amistad.
--si claro.
Los dos cuñados se escapan a los aposentos.
--pero me da pena echarte de tu habitacion. No se me hace justo.
Emilio lo mira con cariño:
--¿a caso no es lo que querias? Mi habitacion es la mejor del castillo junto a la de mi padre. Quiero que sea tuya. Es muy grande. Muy bien equipada, recién reformada y con la mejor vista.
A Ignacio le encanta como lo consiente y no le dice nada. Es una enorme habitacion con una enorme cama. A parte de baño tiene su propia salita y una pequeña biblioteca con despacho. Ignacio esta encantado de su nueva casa. Emilio señala los libros:
--yo saqué ya los que más me gustan para dejarte sitio. Puedes cambiar lo que quieras.
--todo esta bien asi pero ¿y tú?¿dónde te quedas?
--por mi no te preocupes, hay muchas habitaciones en el castillo. Igual yo me mudé en frente.
--que bueno, asi podremos estar juntos para charlar un rato siempre que nos apetezcas.
Emilio está encantado con eso.
-- Espero que no estés muy incómodo. Serán muy antiguas.
Emilio lo escucha y lo mira enamorado.
-Ya las he ido acomodando. Si te gustan otras lo dices y las reformamos a tu gusto. O si te quedas en estas haz las reformas que quieras. Tú pide lo que quiera y así se hará.
Ignacio le guiña el ojo en agradecimiento y Emilio casi se desmaya. No puede estar más enamorado de ese hombre.
--¿y estará mucho tiempo de luna de miel?
Emilio trata que no se le escapen ni sus celos ni la tristeza por tener que separarse unos dias de su amado. Ya quisiera que estuviera instalado en el castillo y que pudieran estar siempre juntos.
--no hemos hablado de eso. En realidad no hemos hablado de nada.
A Emilio le encanta la idea de que su dormitorio y el de Ignacio estan frente a frente pero no sabe si podrá controlar sus celos al saber que estará haciendo el amor con su hermana. La envidia lo corroe. Le da miedo sacar el tema, que Ignacio lo siente demasiado confianzudo pero la duda lo atormenta.
--El cuarto de Ester está en el fondo ¿qué haran? ¿dormirá aqui o tú iras a su cuarto?
Ignacio le sonrie con cariño. Le pone la mano en los hombros y muy cariñoso le dice.
--No he hablado de tu hermana de nada. No tengo ni idea. Y tampoco me importa
Ignacio se tumba en la cama que ahora será de el.
--es cómoda.
--si ya no se hacen camas como las de antes.
A Emilio le excita mucho tener a su guapo cuñado tan elegante y tumbado en la cama que hasta ese momento era la suya.
Por su lado, Ester no deja tranquila a Dominga. La sirvienta esta desesperada.
--Niña, no te puedo decir nada.
Ester esta desesperada.
--¡¡No te voy a dejar en paz hasta que me digas que hiciste con mi hijo¡
El Conde entra en escena. Las dos mujeres lo miran asustadas. El Conde abofetea a su hija y le exige a Domiga que se vaya. Luego agarra del cuello a su hija:
--¡si sigues molestando a Dominga me tendré que deshacer de ella¡
--¿la mataras como a Jesús ?
El hombre es muy agresivo con su hija.
--¡Olvídate de lo demas y ten todos los hijos que quieras con tu marido. Si fuera por ti serias una vagabunda pero almenos logré que fueras baronesa¡ ¡me debes mucho¡
--yo queria ser la mujer de Jesús --le reclama.
El Conde la abofetea. Regresa a su hija a la fiesta casi arrastras. Cuando llegan a los invitados se muestra mas amable y exige a su hija que se comporte como la baronesa que es o se pasarà encerrada lo que le quede de vida. Emilio e Ignacio regresan a la fiesta. Hablan, ríen. Son muy complices. Emilio nunca fue tan feliz como en esos momentos que esta compartiendo con el marido de su hermana. El Conde junto a Ignacio y sus hijos van despidiendo a sus invitados. Ignacio está en donde siempre quiso estar. En una familia poderosa, con influencias y además con dinero. El Barón abraza a su hijo con orgullo. Poco a poco van pasando todos los invitados. Perla mira a los hombres de esa familia y no puede evitar sentir pena de no estar entre ellos. Aunque se casó con un Conde y rico hubiera preferido formar parte de la familia principal. El Conde se despide de sus sobrinos mayores con un abrazo. Él y Juan Felipe se estremecen al estar juntos aunque lo disimulan.
--te espero pronto --le susurra sensualmente el conde a su sobrino.
Juan Felipe desea ese encuentro pero le da miedo que los descubran. Marcos y su hermano se despiden de su primo con frialdad. A los dos les sorprende que ya no los mire como antes y es que ahora Emilio sólo tiene ojos para su cuñado. Ester es la primera en subir. Emilio va detras de Ignacio. Lo ve entrar en el cuarto detrás de su hermana y le atormenta los celos.
--Ella lo tomará, se divertirá como con los demás hombres que pueda haber tenido. Aunque sea su marido Ignacio es uno más para ella..
Eso le duele mucho a Emilio , que Ester utilice a su marido:
--sólo yo lo amo --dice con tristeza.
Unas lagrimas deslizan por sus mejillas.
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