miércoles, 26 de agosto de 2020

Capítulo 16

Emilio  se ha hecho su propia historia sobre la vida de su hermana. Se ha puesto del lado de Ignacio y ni la escucha. Ester se da cuenta que no tiene caso. No entiende lo que le pasa a su hermano con ella pero no pierde más su tiempo. Tendrá que buscar otra manera de encontrar a su hijo. El Conde se acerca a su hija. Él se muestra sonriente, a ella le da asco verlo. 
--¿¡cómo puedes mostrarte como un padre amoroso después de lo que me hiciste¡?
El Conde no siente que haya hecho nada malo.
--¡yo solo te he querido y cuidado¡ ¡¡me debes lo que eres, deberias estarme agradecida¡
Ester no le dice nada pera lo mira con reproche. El hombre siente que aunque su hija no le quiere dar las gracias por orgullosa esta feliz por su matrimonio.
--Veo que anoche se la pasaron muy bien ¡¡que barbaro¡ tu esposo aun no se ha levantado, lo dejaste sin fuerzas.
Ester mira a su padre con asco.
--Espero que ahora que se vayan de luna de miel dejes a tu esposo muy contento y nada de hacer tonterias. Y espero un nieto pronto.
Ester siente ganas de vomitar e insultar a su padre. Le va a decir a su padre que ni loca se va de luna de miel pero éste le habla de su regalo, una vuelta al mundo para tres meses. A Ester le da rabia que su padre crea que así ya todo queda olvidado pero se le ha ocurrido algo. No deja que se le note. Sólo le pide a su padre que avise a Dominga para que la ayude con el equipaje. El Conde está convencido que la vida que lleva su hija es la mejor y que será feliz. Dominga tambien asi lo espera.
--¿en que quieres que te ayude niña?
Ester la mira fijamente y le pregunta:
--¿que hicieron con el cuerpo de Jesús  ?
Dominga se pone muy nerviosa. Esta prohibido mencionar el tema en el Castillo.
--no lo se. No vuelvas a sacar el tema.
Pero Ester no se da por vencida.
--¿no lo puedes averiguar por mi?
La mujer sabe que si el Conde las escucha les irá mal a las dos.
--¿para que buscas lo que no se te ha perdido? tu padre se va a poner furioso.
--¿es que ni siquieras eso puedes hacer esto por mi? ¿ni siquiera derecho a unas flores tiene?--le reclama llorosa.
la empleada siente culpa pero también miedo..
--es que...
Ester no le deja acabar la frase:
--yo me voy de viaje, espero que a mi regreso me digas lo que quiero saber.
Dominga confia en que a su regreso Ester no se acuerde ni de su hijo ni mucho menos del padre. No quiere sufrir la ira del conde.
  

Ester tiene que esperar hasta la tarde para hablar con Ignacio. Llama a la puerta. Se muestra altanera.
--¿podemos hablar?
Ignacio ni la mira.
--creo que no tenemos nada de que hablar.
--Te equivocas, de la luna de miel.
Ignacio le muestra los pasajes que le han sido entregados.
--ya veré que invito para tu padre.
--No creo que te convenga que mi padre sepa que no me dominas.
Ignacio se levanta y mira a su esposa molesto.
--¿¿a que juegas?¿que quieres de mi?
--Te propongo que mires de cambiar los pasajes por otros mas baratos y nos repartimos el dinero, que mi padre crea que nos vamos de luna de miel mientras yo me voy por mi lado.
--¿Y donde piensas ir?
Ester lo mira con dureza.
--¡¡eso no es tu asunto¡
--creo que tengo derecho --reclama.
--¿¡aceptas el negocio o no?¡
Ester es muy fria, va a la suya. Ignacio la siente una niña caprichosa y le da mucha rabia pero acepta su trato.
--quiero un celular en el que tenerte controlada. Debo poder localizarte si pasa algo.
Ester acepta. Sonrie feliz. Libre, por un tiempo será verdaderamente libre. Tendrá un tiempo para buscar a su hijo sin la presión de su padre. Está dispuesto a buscar hasta por debajo de las piedras...
  






Ignacio se acerca a Emilio  que esta en una salita leyendo. Al verlo Emilio  se quita las gafas. Lo mira, le sonrie. Se dan los buenos dias. Ignacio se pone en cuclillas, es muy cariñoso con su cuñado. A Emilio  le excita el bulto que se le hace en la entrepierna al marido de su hermana. Esos labios, esos ojos en los que se ahoga. 
--recoge tus cosas... ¡¡nos vamos de luna de miel¡
--¿nos?
Emilio  traga saliva, casi se cae de la silla.
--si, tú y yo. --Ignacio sonriendo.
Emilio  se estremece:
--¿que me estas proponiendo?
Lo mira con cara de depravado, piensa que su sueño se ha hecho realidad. Ignacio se da cuenta de la cara de su cuñado pero piensa que es todo una broma. Le guiña el ojo, le acarica
--venga, seria una salida entre hermanos. Te invito a un crucero por las islas griegas, seguro que conoceras a alguien.
Aunque le duele decepcionarse una vez más Emilio  es feliz compartiendo tiempo con su cuñado, feliz de que este piense en el y que pase a su lado momentos que deberia pasar con su hermana.
--Ester y yo vendemos el viaje de luna de miel que le regala tu padre y nos vamos por separado ¿No te vendrias conmigo?
Esa sonrisa, esa mirada. Nadie podria rechazar esa propuesta y más si viene del hombre que uno ama.
--¡¡si claro¡
Emilio  esta feliz. Temía el momento en que se fuera de luna de miel y dejara de verlo. Ni en sus mejores sueños pensó en compartir esos momentos con él. Emilio  abraza a su cuñado contento. A Ignacio le gusta verlo feliz.
--pero ¿podras inventar algo? Tu padre no debe sospechar nada.
--yo me ocupo de eso.
Emilio  no deja de sonreir, está feliz. Los cuñados se miran con complicidad. Emilio  lo mira y suspira. No sabe como podrá estar todo el dia con él a solas y ocultar lo mucho que lo ama pero no quiere pensar, sólo quiere vivir el presente y prepararse para lo que seran, no duda eso, los mejores dias de su vida.

A Iván  no le hace nada de gracia cuando al llegar al internado se da cuenta que tiene que compartir habitación con otro joven. En seguida protesta.
--¡¡yo siempre he dormido solo¡
El director lo ha acompañado hasta la habitación:
--su madre, La Condesa, me ordenó que no tuviera ningún trato de favor con usted.
Iván  está rabioso:
--¡¡Ella no es mi madre ella es una...¡
El director no lo deja seguir:
--Veo que La Condesa tenía razón. Tiene mucho que aprender. Pero aquí se corregirá. Le enseñaremos a comportarse como un Conde digno..ñ
Iván  no quiere complicar las cosas y no dice lo que piensa pero murmura:
--¿un Conde digno? como esa cualquiera es tan digna...
--¿¿decía algo? --dice el director regañón.
--No, nada... me quedo aquí..
Y el joven conde mira resignado esa habitación que es mucho más pequeña que el baño que tenía en el palacete y además la tiene que compartir. Su compañero no está por ningún lado. En eso que aparece un joven de su misma edad. Sale del baño. Se estaba duchando. Sale totalmente desnudo secándose la cabeza con la toalla. Iván  está nervioso. No está acostumbrado a tratar con gente de la calle. El chico burlón le dice:
--vaya vaya, que tenemos aquí ¡¡una princesita¡
Iván  se da cuenta que no es bien recibido y eso aumenta su malestar. Su dolor.

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