sábado, 22 de agosto de 2020

Capítulo 5











Emilio  e Ignacio estàn desnudos en alta mar. Nadan, bucean, saltan. Juegan a ahogarse el uno al otro. Se tocan mucho. Emilio  teme que su cuerpo lo traicione... suerte del agua. Emilio  no quiere que ese momento acabe, quisiera poder congelarlo. Ignacio es el primero en subir por las escaleras. Le encanta verlo moverse así desnudo. Aunque los dos tienen el cuerpo arrugado de tanto que han estado en el agua. Emilio  lo sigue muy de cerca. Ignacio actúa con toda naturalidad, sin darse cuenta de lo encendido que está Emilio  por tener todo aquello tan hermoso sobre su cabeza. Es mirar hacia arriba y tener una vista impresionante. Los dos estan desnudos el uno frente a frente en cubierta. Emilio  esta doblemente excitado. Por un lado le excita tener a su guapísimo futuro cuñado desnudo delante de él y por el otro lado le excita que lo vea desnudo a él aunque eso a Ignacio le trae sin cuidado porque ya ha empezado a verlo como a un hermano. Ignacio le da una toalla a él y con otra se seca èl. Mientras Ignacio se seca la cabeza Emilio  tiene los ojos clavados en los genitales de él. Puedo deleitarse con la visión sin que Ignacio sospeche nada ya que éste pues no lo ve. A Emilio  le gusta mucho ver esa parte, ver como se mueve. Le gusta ver como Ignacio se los seca, se seca al culo. El espectáculo acaba cuando Ignacio se pone esa misma toalla alrededor de la cintura. Emilio  ya lo había hecho para que no se le note la excitación. Los dos se quedan sentados en la mesa tomando unas cervezas. Van hablando de sus cosas.
--¿y sabes al fin cuando llega tu hermana?
--No, no se nada... Parece que llega para la boda.
--No parece muy interesada ¿no?
Emilio  fuerza una sonrisa. Quisiera a Ignacio para él pero teme que si no hay boda no lo vuelva a ver.
--No sé. Ester siempre dijo que no se casaría sin amor. Me ha tomado de improvisto esta boda.
--Pues la verdad es que yo siempre creí que tu padre le buscaría un marido con dinero y muchos títulos. Tú lo sabes, tenemos título pero no tenemos dinero.
Ignacio le tiene cariño en serio a Emilio . Aunque le va bien tenerlo de su lado, quiere sinceramente que sean amigos. Por lo mismo no quiere comenzar esa amistad con engaños. Emilio  no se había atrevido a preguntar pero la ocasión es buena.
--¿porque te casas con mi hermana? No es normal casarse con una desconocida.
--te parece mal ¿no?
Ignacio sabe que no es un buen partido para la hija de un conde multimillonario, que de entrada ese matrimonio sólo lo favorece a él. Siente a Emilio  algo distante y piensa que es porque no le gusta lo que hace. No imagina que es para evitar que se le note el deseo.
--No es eso. Yo no juzgo a la gente. Si quieres que seamos amigos me gustaría conocerte.
--Yo soy barón, mi padre me educó para casarme con una muchacha de alcurnia. Los negocios de mi padre fueron mal. No sé vivir en la pobreza. Este yate, la casa de mi padre, hemos tenido que vender el resto de propiedades  para ir manteniéndolos. Este yate y la casa es lo único que tenemos y pesa una orden de  embargo sobre ambos. Sólo tenemos deudas. Una buena boda es la solución. Entiende que no iba a decir que no. Tu harás lo mismo. Tu padre te buscarà una esposa que de alguna manera os beneficie.
--yo nunca me casaré 
Ignacio lo mira sorprendido:
--¿y eso?
Emilio  sabe que no puede desvelar sus cartas. Aunque no le dijera que lo ama, aunque sólo le dijera que es gay el grado de intimidad entre ellos cambiaría y Emilio  està disfrutando demasiado de su compañía para que eso pase.
--digo sin amor --añade para justificarse.
--no es lo que cuenta tu padre --dice con cariño.
--antes prefiero no casarme y que seas tú el padre del futuro heredero.
A Ignacio los ojos le brillan de ambición. no le desagrada la idea. A Emilio  le duele un poco que sea tan ambicioso pero lo siente un pequeño defecto entre tanta perfección. Le gusta demasiado ese hombre. Le daría todo lo que tiene por tenerlo a su lado.








Sola en su encierro, Ester trata de aferrarse solo a los buenos recuerdos pero aunque le gusta recordar tambien le duele mucho pensar en el momento en el que le dijo a Jesús   que iban a ser papás. LLora acariciándose su vientre vacío mientras recuerda la angustia de Jesús   esa noche ante su euforia por su embarazo. Las imágenes del pasado van intercalándose con sus lagrimas del presente. 
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Con una sonrisa radiante Ester le comunica su embarazo a Jesús  . Al chico se le desencaja el rostro.
--¿no puede ser? ¿estàs segura?
La voz le temblaba.
--No hay duda, ya he tenido dos faltas.
Ella está muy contenta. Él se pone nervioso.
--parece que no te das cuenta de la gravedad del asunto.
Ella coloca su cabeza en el pecho desnudo de él. Se siente bendita. 
--tu amor y el de tu hijo creciendo dentro de mi me hacen fuerte. Él no dice nada. Ella se coloca sobre de él. Lo besa y emocionada le dice:
--un hijo... me has hecho un hijo.
Luego se abraza bien a él.
--no puede haber nada más maravilloso.
Èl se limitó a acariciarla con miedo.
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 Ahora que no sabe de su hijo le atormenta los miedos de Jesús . Sus ojos se llenan de lágrimas porque se siente culpable por el destino de su amado.


Una joven negra esta llegando a la capital con un bebé mulato en brazos. Por su mente pasan imagenes de besos y momentos de sexo con Jesús . Recuerda cómo el jadeaba su nombre mientras hacían el amor
-¡Alicia, Alicia. Me tienes loco¡
Mira a ese bebé con odio.
--¡el hijo de esa maldita¡
Ese bebé es la prueba de lo que considera una traición de su amado pero el hecho que crezca junto a ella es una venganza hacia Ester.
--¡me las va a pagar¡
Se consuela pensando que Ester no verà crecer a su hijo.
--Estoy segura que Jesús   huyó con el dinero del conde, algún día lo encontraré y le haré creer que es hijo de los dos y se tendrá que casar conmigo.
La mujer sonríe vengativa mientras recuerda aquel dia que se metió en el cuarto de Jesús


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 Todos en el castillo están revolucionados porque Ester se desmayò. El conde quiere llamar al doctor pero la anciana sirvienta se niega. Jesús   estaba en su cuarto ajeno a todo y la joven aprovecha para darle la sorpresa ya que llevan semanas distanciados. Jesús   está desnudo y de espaldas pues se acaba de bañar. Siente unos brazos que le rodean la cintura. Jesús   sonríe porque sólo Ester se ha metido en su cuarto y amoroso dice:
--Ester, mi amor...
Al girarse el rostro se le desencaja al ver a Alicia. Ésta lo abofetea furiosa.
--¡por eso ya no me vienes a buscar porque te metes en la cama con esa cualquiera¡
Jesús   trata que se calme, le dice que entre ellos no había compromiso. Alicia está furiosa. 
--¡¡me las vas a pagar¡
Y una idea para por su mente que la enfada aún más.
--¡por eso se desmayò... esta preñada¡ ¡preñaste a la hija del Conde¡
Jesús   siente miedo y preocupación por saber de Ester. Alicia no le dice nada más. Jesús  se va preocupado mientras que ella va a hablar con el conde:
--¡sè lo que le pasa a su hija... está preñada¡ Ella y Jesús   son amantes¡
El conde primero la golpea dejándola sin conocimiento y después se va a buscar con un arma a Jesús. El conde es puro odio.
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Alicia ya no volvió a saber ni de Ester ni de Jesús  . Mira a ese bebe:
--por meses pensè que se habían escapado juntos pero mira por donde el muy cobarde dejó a tu mamita. Ahora yo me harè cargo de ti y juntos buscaremos a papà.
Mientras que Alicia esta convencida de que ese bebé la unirá a Jesús   cuando lo encuentre, Ester en su encierro recuerda el punto final de su historia. Atormentada y con lágrimas en los ojos Ester recuerda como Jesús   fue a buscarla en su cuarto, como le contó angustiado lo que había pasado con Alicia. Y como los dos huyeron a caballo. 
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La pareja está muy nerviosa. LLegan a los límites del Castillo. Jesús   baja del caballo para abrir la verja. Los jóvenes se asustan al escuchar que alguien se acerca. Jesús   vuelve a montar el caballo y huyen pero el Conde los sigue de cerca. Dispara al caballo y los amantes caen. Cuando reaccionan el Conde está sobre ellos con un arma.
--¡pagarás tu osadía, maldito negro¡ --dice apuntando a Jesús  .
--¡No le hagas nada¡ --suplica ella.
Ella se pone delante de él pero Jesús   no permite que se arriesgue por él. Jesús   y el Conde se miran cara a cara. El Conde le pone la pistola en el pecho.
--Amo a su hija --dice Jesús  .
Ester suplica por la vida de su amado.
--¡espero un hijo suyo... no puedes matar al padre de tu nieto
LLeno de rabia el Conde dispara contra el chico que cae sin vida en los brazos de la chica. Ester abraza el cadáver de su amado mientras que atónita.
--¡lo has matado... lo has matado¡¡
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De nuevo en su presente Ester llora, siente como si Jesús   se hubiera vuelto a morir.

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