miércoles, 26 de agosto de 2020

Capítulo 18



Mientras sus compañeros se ríen de él, Iván  se levanta todo sucio. No deja de mirar a la mujer desconocida fascinado. Le gusta la mujer. Siente una mezcla de excitación y de vergüenza por haber conocido a la mujer en esas circunstancias. La mujer lo empieza a limpiar:
--deja que te ayudo..
A Iván  le excita mucho que la mujer lo limpia. Ella nota algo muy duro bajo su cintura y se molesta:
--¡mejor te limpias tú¡
Iván  se queda mirando a la mujer fascinado y sofocado. Le quisiera preguntar tantas cosas. Como mínimo su nombre pero no le da tiempo. La mujer ha entrado en la cocina. Iván  quiere volver a verla.
--la veré... claro que la veré.
Sonríe fascinado. Ya casi ni le importa lo que ha pasado, las risas de fondo que aún se oyen.
--¿¿quiyen será?¿¿como se llamará?
Por su uniforme y porque ha entrado en la cocina:
--obvio que es la que cocina o tal vez ayudante.
Esto le recuerda que aún no ha cenado y tiene hambre. Va a que le den más.
--¡¡faltaría más¡ ¡¡ya le dimos lo que le toca¡ ¡¡si lo tiró no es mi culpa¡
--perdón pero me lo tiraron.
--¡¡no sea acusica¡
No sólo no le dan comida sino que la mujer que reparte la comida le da una fregona, unos cubos:
--¡¡limpialo ahora mismo¡
Iván  la mira como si se hubiera vuelto loca:
--¿¿como dice??
La mujer le da la fregona muy bruscamente:
--¡¡aquí no eres más que uno más¡ ¡¡no tienes privilegios¡¡
Iván  se siente humillado pero lo hace. Limpia pero nunca lo ha hecho. Es algo torpe. Moisés se le ríe:
--¡¡cuidado princesa¡¡¡se te va a romper una uña..¡
Iván  va a contestar pero prefiere no meterse en más líos. Aunque siente mucha rabia por todo lo que está pasando. Moisés le hace una foto con su camara digital:
--¡¡para la historia¡
Iván  tira la fregona y se va a acercar a él.
--¡¡que me pega¡¡¡que me pega¡ ¡es un racista me odia porque soy negro¡
Moisés va en plan de victima y la encargada del comedor regaña a Iván :
--¡¡hablaré con el director para que te sancione¡
--¡¡pero...¡
La mujer no le deja hablar:
--¡¡pero nada¡
Deja al grupo sólo que miran riendo a Iván . Uno le pasa a Moisés un móvil con video cámara:
--el condecito fregando el piso¡¡Le podré contar a mis nietos del dia que la nobleza fregó los suelos¡ ¡a tu familia le gusta humillar a la gente. Sobretodo a los negros. Pues aquí esras. Este es tu lugar¡--Moisés riendo.
Aunque le cuesta estar callado, Iván  no dice nada porque tiene la esperanza que se den cuenta que no es mal chico. Le duele que todos lo detesten por ser de la nobleza y no se molesten a conocerlo por lo que es. Además se da cuenta que la puerta de la cocina está medio abierta y que la mujer que recién conoce lo está espiando. Lo mira con ternura. Le gusta que el adolescente en ningún momento haya dicho: ¡pero qué hacen soy el hijo de un conde¡ Mira al adolescente con cariño aunque ni un sólo segundo se le olvida que él tiene 17 años y ella más de 30, que él es el condesito y ella trabaja en la cocina. Lo ve como a un niño, le despierta ternura. A parte que no todos los días una conoce a un conde. Iván  tarda en limpiar lo que sus compañeros en comer. Cuando ya está todo limpio Moisés se acerca con su mejor sonrisa y con un plato con comida.
--debes tener hambre. Yo no te quería molestar. Era la novatada.
Iván  lo siente sincero. Espera que al fin acaben los enfrentamientos.
--si, tranquilo. Entiendo, todo está bien.
Moisés le muestra el plato y dice:
--¿lo quieres?
Iván  hace que sí hambriento. Entonces riendo Moisés lo tira al piso:
--¡¡pues cómelo¡
Todos ríen. Se van yendo. Iván  también. En eso que de nuevo entra la encargada del comedor.
--¿¿donde va usted? --le dice agresiva.
--ya terminé.
La mujer le señala lo que tiró Moisés:
--¡¡no fui yo¡
Pero la señora no piensa darle una tregua:
--¡¡espero fuera, hasta que todo esté reluciente no sales¡¡ ¡¡y a las 10 se cierran las habitaciones... Si tardas más tendras que dormir en el patio¡
Iván  se queda solo. Llora de rabia pero limpia. En ese momento aparece la mujer que conoció recién cuando se le cayó la comida. Todo se ilumina para él. La joven lleva un plato.
--¿tienes hambre?
Iván  tiene miedo de decir que sí. Ella sonrie:
--tranquilo. No te lo voy a tirar.
Se lo deja en la mesa.
--come, no se lo diré a nadie. Será nuestro secreto.
Iván  no se lo hace repetir. Se muere de hambre. También le gusta que haya sido precisamente la mujer que le impresionó la que le dé de comer.
--gracias si no es por ti me voy a la cama muerto del hambre.
Emilia se sienta a su lado. Lo mira con cariño:
--no vayas tan deprisa. Te va a sentar mal.
Iván  habla con la boca llena.
--¿¿como te llamas?¿trabajas aquí?
--Me llamo Emilia y si te parece estoy aquí esperando el autobús.
Iván  se ruboriza. Los dos se ríen. Se hace un silencio, Iván  tiene miedo de estar quedando como un tonto ante esa mujer que le gusta y dice:
--soy un Conde..
Espera así impresionarla pero así lo que hace es decepcionarla. Emilia piensa:
--tenía que decirlo ¡¡ya me extrañaba a mí...¡
Se levanta molesta y le dice:
--y yo una cocinera.¿¿y qué?
--es cierto que soy un Conde. En mi arbol genealógico hay algun que otro rey.
Iván  está acostumbrado a que se impresionen, no entiende porque todos lo tratan tan mal e incluso a esa mujer que le ha ayudado le parece dar igual quien sea.
--¡¡sé quien eres¡¡
Algo nervioso y para decirle algo dice:
--¿y que? feliz de conocerme ¿no?
Emilia cree que el adolescente habla por soberbia cuando es por timidez, porque no sabe cómo acercarse a ella.
--para mi no eres más que un niño.
--¡¡no soy un niño¡¡ ¡soy un hombre...¡ --dice ofendido.
--si eres un patoso, se te cayó toda la comida --dice ella que está molesta al creer que él se siente superior.
--¡¡me la tiraron¡¡
--si, claro.
Y se va a la cocina. A Iván  le duele que ni Emilia no crea en él, sienta que ella se ríe de él.
--¡¡no te vayas asi¡
Suena a una orden y a ella le molesta. Entonces se gira y con ironía dice:
-- ¡¡perdón. Con su permiso, condesito¡¡
Y se va. Él siente rabia porque siente que ha estropeado las cosas. Golpea el puño con pena, con dolor. Le duele haber quedado mal con esa mujer.

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