sábado, 22 de agosto de 2020

Capítulo 6

Ester sola en su encierro llora sangre pensando en el dia en que su padre mató a su amado. Recuerda como si lo estuviera viviendo como la arrancó del cuerpo de su amado y mientras ordenaba a sus hombres de confianza que se deshicieran del cuerpo el conde golpeaba una y otra vez a su hija.
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--Si tu pobre madre viviera se volvería a morir al ver a su única hija convertida en una prostituta¡
No deja de golpearla.
--¡¡has deshonrado a mi familia¡
Ester no pide por ella, preferiría estar muerta. Suplica por ese hijo que lleva en su vientre.
--¡¡no mates a tu nieto¡
El Conde la golpea con dureza.
--¡debería matarte a ti tambien¡
Ester está deshecha por el dolor de la muerte de su amado y los golpes. Esta convencida que su padre la golpeará hasta que pierda al bebe. Esa son las intenciones del hombre pero la semilla de Jesús   es demasiado fuerte y el Conde no quiere que su hijo ni nadie más se entera de nada. Mientras que Jesús   es enterrado en mitad de un camino, Ester es encerrada en esa celda que ha sido su casa durante todo su embarazo.
--te quedaras aqui hasta que desaparezca la prueba de mi vergüenza¡¡
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Ajeno a la suerte de su hermana, Emilio  desearía ser ella para poder casarse con ese hombre tan guapo y tan simpático que tiene a su lado. Sus piernas se están tocando. A Emilio  cada vez le cuesta más disimular su deseo. Por un lado no quisiera que ese momento acabara nunca y por el otro siente que es una tortura estar al lado del hombre que desea y tener que callarlo. Ignacio se levanta, se quita la toalla y Emilio  otra vez a gozar. Ahoga un pequeño jadeo. Ignacio se tumba al sol. 
--no me dejes solo, ven.
Ignacio invita a Emilio  a que vaya con él. La invitacion de ese hombre desnudo es toda una provocación. Emilio  se mantenía a distancia porque no sabe si podrá controlarse pero no sabe si tendrà más oportunidades de estar asi con él. No se saca la toalla porque se le nota el deseo. Ignacio cree que es por timidez.
--si esta más cómodo ponte el bañador.
Es algo pequeño y no le sirve para ocultar lo que necesita.
--no ya estoy bien asi.
Ignacio está tumbado al sol, con gafas oscuras. Emilio  se tumba más tranquilo. Se pone un poco de lado para no parecer tienda de campaña. Eso le da mejor vista de los genitales, de su torso, de sus labios. De todo él lo que lo enciende aún mas. Ignacio le habla con tranquilidad. Por nada del mundo sospecharía que despierta el deseo del que ve como un hermano.
--¿sabes? yo pensé estabas esperando una princesa para casarse.
----nunca haré eso.
Emilio  no le saca los ojos de encima. Ignacio no lo mira.
--bueno, tu padre es lo que quiere.
--pero es muy distinto a lo que quiero yo.
--¿y que es lo que quieres tú?
se calla porque lo que quiere es besarlo. Ignacio cree que es falta de confianza. Se hace un silencio. Finalmente lo rompe Emilio --¿sabes que me gustaría?
--si no me dices.
--que viviéramos juntos los dos.
No lo quería plantear de esa manera, teme que Ignacio se de cuenta que lo que desearía es convivir con él. Ignacio no sospecha nada. Se incorpora un poco. Se enciende un cigarro.
--¿te gustaría que me instalara en el Castillo cuando me case con tu hermana?
Ignacio es lo que quería. Vivir como un rey pero no quería ser él quien lo propusiera. Emilio  sabe que le va a costar verlos juntos a Ignacio y su hermana pero no desea perderlo de vista. Se justifica para que Ignacio no sospeche que lo desea.
--Es que me voy a quedar muy solo y ahora que tengo un amigo no quiero tener que esperar por días para verte.
Ignacio le pone la mano en el muslo instintivamente. Lo acaricia como a un hermano. No se da cuenta que a Emilio  lo ha hecho vibrar.
--por mi esta bien pero no es lo normal. No se ver bien. Tu padre no va a querer.
--A mi padre lo convenzo yo.
Ignacio sonríe con cara de decir: pues no hay nada más de que hablar. A Emilio no le gusta ver ese brillo de ambición en su mirada pero siente que Ignacio vale todo el dinero que pueda obtener de esa boda y si dinero es lo que quiere Emilio  está dispuesto a ofrecérselo todo a cambio de estar con él.

Ignacio y Emilio  regresan cuando está oscureciendo. Ignacio lo lleva de regreso al Castillo que ya es de noche. Emilio  siente que ha vivido toda una cita amorosa y desearía que acabara en beso. Es un beso que no se produce.
--lo hemos pasado bien ¿no? --pregunta Ignacio.
Ignacio sabe que Emilio  no está acostumbrado a salir y para él es importante que se lo haya pasado bien. A Emilio  le cuesta mucho controlar sus sentimientos. No quiere parecer indiferente pero tampoco decirle que ha sido el día mas feliz de mi vida. Se conforma con decirle un tímido:
--espero que lo repitamos.
--siempre que quieras--saca una tarjeta--aquí está mi celular. Si quieres llamarme, hablarme para lo que sea... pues con confianza.
--lo haré.
Emilio  suspira excitado mientras que Ignacio se pone el casco y sube en su moto. Emilio  entra en el castillo con una cara de enamorado que no puede con ella. Su padre no lo había visto así nunca.
--¿quien es la chica? --pregunta con orgullo.
Emilio  se pone nervioso.
--¿de qué hablas?
--que un hombre sólo puede tener la cara que tú tienes por una hembra.
Emilio  se pone nervioso. Sabe  lo mucho que su padre lo despreciara si supiera que esa cara es porque quisiera ser él quien se casara con Ignacio.
--no es nada padre
El Conde pone su mano en los hombros de su hijo y con mucha complicidad le dice:
--divierte con cuanta mujerzuela quieras pero recuerda que solo puedes casarte con alguien de alcurnia.
Emilio  no quiere hacer enojar a su padre, quiere tenerlo de su lado para que apoye a Ignacio pero en ese momento no quiere hablar de nada. Lo que quiere es tumbarse en su cama para desahogarse en solitario y pensar en el maravilloso día que ha pasado al lado de Ignacio.

Días después… En mitad de la noche Ester es sacada de la celda. Su padre la lleva en una de las habitaciones de la torre. Esta aislada del castillo pero almenos tiene mas comodidades.
--¿y mi hijo?
Su padre la agarra del brazo amenazante le dice:
--¡escúchame bien, no has tenido ningún hijo, nunca has conocido a ningún negro¡¡¡si me traicionas lo pasaràs muy mal¡
--¿cuando podré ver a mi hermano?
--Luego de la boda y ojo con traicionarme y ponerme en contra de él. Tu hermano piensa lo que todos, que saliste de viaje por meses. Él me ha convencido para que tú y tu marido vIván  aqui así que te estaré vigilando, no te sacaré los ojos de encima hasta que sepa que se te ha pasado la tonteria. Recuerda que estaras vigilada y si haces alguna locura vuelves a la celda de por vida.

Todas las noches Perla, mientras su esposo duerme, la mujer sale de su habitaciones sigilosamente. Cruza el patio y va hacia el cobertizo. Iván  la ve muchas veces desde la ventana de su cuarto. Sabe que si sale a esas horas y a escondidas es porque no hace nada bueno. El chico va en boxers. Se pone unos jeans y una chaqueta y sale corriendo. Va deprisa. La distancia es larga y no quiere perderla de vista. Perla está desnudando a un chico muy apasionado. Perla se deja querer. El chico se siente muy macho siendo el amante de La Condesa, de una mujer que le esta prohibida. Le gusta sentir el placer. Iván  se acerca sin hacer ruido. Oyen los jadeos de dos bestias.
--Lo sabía... lo sabía.
Tiene curiosidad por saber con quien su cuñada engaña a su hermano. Se queda asqueado al ver a los dos amantes. El rostro del adolescente se desencaja:
--¡¡Marcos¡
No puede creer que su cuñada se acueste con su otro hermano.
--¡¡Juanfe tiene que saber esto¡ --dice muy alterado y lamentando no haber agarrado el celular.
Le duele mucho que su hermano este siendo traicionado por dos de las personas que más quiere, su esposa y su hermano. Siente mucha bronca.
--¡por eso Marcos siempre defiende a la bruja¡
Frunce el ceño furioso.
--¿¡pero que les da esa tipa?¡ pero su reinado acaba esta noche.






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